martes, 2 de marzo de 2010

“...continente grave sin solemnidad; silencioso sin resentimiento; alegre sin énfasis; activo sin angurria; hospitalario sin cálculo de trueque, naturalmente pródigo; amigo de los astros, las plantas, el sol, la lluvia y la intemperie; pronto a la amistad, difícil a la discordia; humanamente solidario hasta el más inesperado y repentino sacrificio; lleno de exactas presciencias y zumos de sabiduría; simple sin alarde de letras; justo de fondo, más amigo del bien directo, de la ecuanimidad de corazón que del prejuicio teorizador; viril, templado en su vehemencia, tan morigerado en la vida -morigerado en su codicia- que no le espanta con su ademán la muerte pues nada le arrebata que él no haya ofrecido antes con humana dignidad...”

Mallea 

jueves, 4 de febrero de 2010

El hombre es sapiencia y es demencia: no puede prescindir de la razón, pero mucho menos de la animalidad vinculada a la sensibilidad y a la imaginación. Si la razón controlara a las pulsiones, viviríamos en un mundo carente de sueños e invención. En síntesis: no hay inteligencia sin afectividad. O lo que es lo mismo: la racionalidad extrema nos condenaría, paradójicamente a la locura total.

Edgar Morin

domingo, 31 de enero de 2010

Ahora a Gardel (Carlos Gardel) en vez de escucharlo, lo analizan. Es un disparate pedirle conciencia de clase, como es un disparate pedirle conciencia de clase a Cassius Clay o a Bonavena (Oscar Bonavena). El es un mito. Como Rockefeller, con la diferencia que éste no fue un cantor de éxito, que empezó de abajo, prosperó y se adaptó a su público. A un hombre que canta bien no se le pregunta si traiciona o no a su clase.

Arturo Jauretche
Preciso es que a partir de este momento te des cuenta de qué mundo eres parte y de qué gobernante del mundo procedes como emanación, y comprenderás que tu vida está circunscrita a un período de tiempo limitado. Caso de que no aproveches esta oportunidad para serenarte, pasará, y tú también pasarás, y ya no habrá otra. Y te liberarás, si ejecutas cada acción como si se tratara de la última de tu vida, desprovista de toda irreflexión, de toda aversión apasionada que te alejara del dominio de la razón, de toda hipocresía, egoísmo y despecho en lo relacionado con el destino.


Marco Aurelio
La vulgaridad es el aguafuerte de la mediocridad. En la ostentación de lo mediocre reside la psicología de lo vulgar; basta insistir en los rasgos suaves de la acuarela para tener el aguafuerte.
José Ingenieros