martes, 2 de marzo de 2010

“...continente grave sin solemnidad; silencioso sin resentimiento; alegre sin énfasis; activo sin angurria; hospitalario sin cálculo de trueque, naturalmente pródigo; amigo de los astros, las plantas, el sol, la lluvia y la intemperie; pronto a la amistad, difícil a la discordia; humanamente solidario hasta el más inesperado y repentino sacrificio; lleno de exactas presciencias y zumos de sabiduría; simple sin alarde de letras; justo de fondo, más amigo del bien directo, de la ecuanimidad de corazón que del prejuicio teorizador; viril, templado en su vehemencia, tan morigerado en la vida -morigerado en su codicia- que no le espanta con su ademán la muerte pues nada le arrebata que él no haya ofrecido antes con humana dignidad...”

Mallea